La dieta disociada: Ejercicios
En muchas
ocasiones suele suceder que al iniciar una dieta se desconocen qué ejercicios
deben acompañar el régimen alimenticio, o simplemente no se le presta atención
a esta parte de la dieta la cual es tan importante como también lo son los
alimentos a ingerir durante la dieta. El no realizar una rutina de ejercicios
complementaria a la dieta puede causar resultados no deseados.
Una dieta tan
importante como lo es la dieta disociada exige la práctica de ejercicios que,
estimularán la pérdida de peso y la tonificación del cuerpo. Se recomienda que
la rutina a seguir consista en ejercicios aeróbicos sencillos que pueden
realizarse en casa, facilitando así el avance de los objetivos planteados al
iniciar la dieta.
Cada rutina posee
un tiempo promedio de veinte minutos y pueden practicarse desde la comodidad
del hogar. Antes de comenzar es importante ubicar un lugar amplio donde se
puedan hacer los ejercicios sin obstrucciones. Es recomendable hacer uso de un
espejo en el ambiente de ejercicio.
Se recomienda
iniciar con un calentamiento sencillo que consiste en un trote moderado en el
lugar, elevando las rodillas un poco más de lo normal buscando imitar un ritmo
de marcha durante no más de dos minutos. Es importante tener bajo control la
respiración, logrando que el cuerpo no se fatigue mientras se está en
movimiento. El objetivo de esto es que el cuerpo comience a bombear sangre con
más intensidad en las piernas para entrar en calor.
Al llegar a ese
punto se le añade más fuerza al trote de manera progresiva durante cinco
minutos, tomando en cuenta la respiración, llevándola de manera pausada y
rítmicamente. Logrando de esta forma tonificar las piernas y mejorando la
capacidad cardiorrespiratoria.
Terminada esta
parte, se disminuye lentamente el trote para luego pasar con el salto de
cuerda. Se harán veinte repeticiones con las piernas juntas y ligeramente
flexionadas, pegando las manos al cuerpo, creando la simulación del salto de
cuerda.
A continuación,
rota el cuerpo a un lado, colocando la mano a la altura de la cadera,
extendiéndola, con el codo pegado al cuerpo. Alza la rodilla hasta casi tocar
la palma de la mano. Luego cambia de lado. De esta manera se mejora la
flexibilidad. Diez repeticiones por lado.
Después, estando
de pie con las piernas juntas, desciende sin prisa hasta casi tocar el piso con
la yema de los dedos, dejando la espalda recta y a cabeza un poco erguida, para
luego elevar el tronco y alzar los brazos, repitiéndolo veinte veces.
Ya para
finalizar, trotar durante un minuto, bajando el ritmo lentamente hasta detener
el trote.
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